El sendero del arco y la flecha
La arquería simbolizó para la clase guerrera la mente, el pensamiento y la realidad.
Dentro de las múltiples expresiones de órdenes de caballería y otros elementos que se contemplan en el arte de la guerra, no cabe duda que el nexo que existe entre el guerrero y sus armas es muy fuerte.
Tal es el caso que para la gran mayoría de estos antiguos caballeros era un ritual normal el acto de consagrar sus armas en una ceremonial sacro, en el cual el guerrero y sus utensilios se fundían en un solo ser.
Cada arma tiene su propio poder y al mismo tiempo su contraparte que la puede destruir. El buen guerrero sabe esto al momento de elegir el arma con la cual enfrenta a su contrincante.
Todos recordamos la historia en la cual el ingenioso Quijote de la Mancha pasa una noche en vela a la luz de la luna consagrando su armadura, lanza su escudo y espada; todo esto con el fin de santificar su equipo para la gran cruzada que abría de emprender.
En el extremo oriente, puntualmente en el Japón Feudal; este acto era también algo tradicional, y cada arma era fabricada de manera especial ya que ellas tenían un elemento simbólico relacionado con el guerrero mismo.
Por ejemplo, la Espada representaba el espíritu del guerrero, el Escudo la virtud, la Lanza su voluntad, etc.
En esta ocasión no hablaremos de cada una de ellas, ya que esto nos podría tomar muchas páginas; así que nos enfocaremos en la última de las armas en la que un antiguo guerrero Samurái debía de desarrollar sus destrezas, esta arma era el pináculo de la evolución del control espiritual y Psicológico del Guerrero; no referimos al Arco y la Flecha.
Esta antigua herramienta de batallas ha sido una de las más universales en todos los pueblos antiguos y a que encontramos referencias pictóricas e históricas en todas partes del planeta que demuestran que estos pueblos tenían conocimiento de este elemento que en sus inicios sirvió para suplir necesidades alimenticias ya que les permitía cobrar presas grandes, veloces y fuertes a larga distancia.
En la actualidad como forma de Arte Marcial el tiro con arco se practica en Japón con el nombre de Kyu Do (Camino del Arco) constituyéndose la Escuela con la más antigua tradición marcial en este Arte, el cual es fuertemente influenciado por el budismo Zen, y de ello se deriva el hecho de que esta práctica sea tomada como un acto revestido de simbolismo religioso.
Para el practicante de Kyudo, el arco es una especie de bastón o muleta que le ayuda a transitar en el sendero de lo sagrado, el auto conocimiento interior y el dominio del mismo.
Es por esto que su práctica está estructurada por una serie de pasos y normas estéticas y psicológicas que le posibilitan al arquero tener contacto con su parte más elevada de conciencia.
Respecto al tiro con arco Japonés, significa que el arquero y el blanco dejan de ser dos objetos opuestos y se trasmutan en realidad única; el arquero ya no está consciente de su yo, como un individuo cuya misión es acertar en el blanco, sino que está tratando de desapegarse de su yo para poder darse internamente a sí mismo, como una imagen reflejada en un espejo.
Todo esto va de la mano de la perfección y del desarrollo de su destreza técnica.
Por cual y paradójicamente, los practicantes de Kyudo no lo consideran como un deporte, sino más bien com un cierto tipo de maestría en la cual buscan el ejercicio del espíritu y de su mente, este es el verdadero lugar donde deben de dar en el blanco.
Uno de los aspectos más bellos del simbolismo del arte japonés del tiro con arco es que para ellos las partes del arco se dividen en tres zonas o dicho de manera correcta una Triada Zen.
La primera es la rama o parte inferior del arco, la cual se dice que es el elemento que está en contacto con la tierra o el mundo manifiesto; la segunda es la parte central o empuñadura la cual representa al ser humano y el control que él mismo pretende ejercer sobre su entorno; y por último tenemos la rama o parte superior del arco, la cual debe de clavarse en los cielos, en el mundo de lo sagrado.
Vemos aquí pues los tres pilares de la triada Zen: Tierra, Hombre y Dios.
Por ello los grandes maestros de Kyudo recalcan que más importante que la postura física exterior es la postura o técnica interior, sabiendo que cada flecha es una disparo a nuestro ser interno en búsqueda de eliminar todo aquello que nos daña y mancha y por lo cual no podemos tener más comunión con lo sagrado.
Por lo expuesto anteriormente, la Arquería simbolizara para la clase guerrera la Mente, el Pensamiento y la Realidad que cada uno de los practicantes de este bello arte marcial habrán en la práctica cotidiana con la finalidad ultérrima de ser cada día mejores seres humanos.
Muy bien lo decían los filósofos budistas en estas poéticas líneas: "Como un arquero endereza su flecha, así endereza el sabio su mente inestable y vacilante, la cual es difícil de dominar, difícil de vigilar" Dhamapada.
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