sábado, 28 de julio de 2012

 



"Jamás seré un obstáculo para mí mismo."
Epícteto
 La Fuerza de la Voluntad        

La Fuerza de Voluntad es mucho más que un simple deseo. Para hacer, para vivir, para realizar no basta con desear; el deseo muere con la rapidez de una ráfaga escurridiza, mientras que la Voluntad se manifiesta con la potencia de la fe, la constancia y la paciencia.
Fuerza de Voluntad no es dejarse arrastrar por los vientos y las corrientes que derivan a nuestro alrededor. Es detenerse un instante, aun en medio de la corriente y saber elegir el camino adecuado. Es saber ser hoja fija en un árbol y no hoja muerta llevada por la tormenta. Es saber ser barca de madera, con remos y timón, y no madero muerto en medio del mar.
Fuerza de Voluntad es ser como la gota de agua que canaliza su largo instinto, yendo a parar inexorablemente a su mar matriz.
Fuerza de Voluntad es vivir en compañía interior de nuestro propio yo, y no ceder rápidamente a los mil y un requerimientos de las circunstancias externas.
La Fuerza de Voluntad no es aniquiladora de la personalidad, ni endurece falsamente al hombre. Por el contrario, enseña a reír y a llorar cuando se debe reír y cuando se debe llorar, reconociendo a lo que cada instante pertenece y lo que en cada instante corresponde hacerse.
Fuerza de Voluntad es la que nos permite amar verdaderamente, no con pasión sino con comprensión.
La Fuerza de Voluntad no es conformarse nunca con lo conseguido, sino insistir diariamente en alcanzar más altos y mejores objetivos. Pero sin que este inconformismo nos lleve a perder de vista una meta y un Ideal que habrá de ser fijo e inamovible como las estrellas.
Fuerza de Voluntad es superar los inconvenientes con inteligencia, extrayendo de ellos la experiencia necesaria para no volver a errar de la misma manera. Es no dejarse desmayar ante las dificultades pero tampoco vanagloriarse fatuamente ante los éxitos. Ningún éxito mundano es definitivo.
Fuerza de Voluntad es buscar las raíces del árbol de la vida, sin contentarse con sus ramas multicolores. Es preferir el Alma al cuerpo.
Fuerza de Voluntad es la que, en síntesis, nos hace mover en pos de la Belleza y la Justicia, la que nos impulsa a buscar la Unidad y la que, por todo ello, nos lleva al encuentro de Dios.

Delia Steinberg Guzmán
Presidenta Internacional de Nueva Acrópolis

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sábado, 21 de julio de 2012

Rigidez y Flexibilidad

 

Rigidez y Flexibilidad

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Rigidez: Firmeza intolerante a las ideas o los actos. Inflexible, tieso.

Flexibilidad: Capacidad para doblarse sin partirse. Facilidad para acomodarse a distintas situaciones o a las propuestas de otros.

La rigidez es una de las posturas más habituales que podemos encontrar en nuestras relaciones. Disfrazada de virtud, la rigidez nos lleva a juzgar a los demás (y en ocasiones a nosotros mismos), con una dureza excesiva y una falta de comprensión que llega a ser inhumana; produciendo dolor allí donde se instala. El peligro de la rigidez es que nos hace ver una realidad distorsionada en la que nos creemos dueños de la verdad absoluta y donde los demás tienen una clara falta de valores éticos o no se dan cuenta de cómo tienen que ser las cosas; llevándonos a un estado de soberbia que nos termina alejando de los demás. La rigidez en realidad suele llevar consigo falta de amor y comprensión al prójimo y a sí mismo.

Como contraparte está el ser muy flexible, pero éste es otro extremo igualmente pernicioso, que refleja una debilidad de carácter. Cuando volcamos hacia nosotros la excesiva flexibilidad, tendemos a justificarnos, ocultándonos la verdad; cuando se refiere a los demás, suele reflejar el que seamos incapaces de enfrentarnos a situaciones difíciles, enmascarando esta actitud con una apariencia de bondad y consideración por los demás.

El equilibrio es el estado más difícil de conseguir; tener la fuerza y determinación necesarias para corregir lo preciso y la flexibilidad para entender a los demás y las situaciones de la vida. Es necesario no dejar pasar aquellas cosas que necesitan de corrección, siendo inflexibles en su ejecución, y saber conjugar esto con el saber sacar el mejor partido de la vida, entendiendo que no siempre podemos pedir que las circunstancias estén acordes con nuestra idea de la perfección.

El ser muy rígidos nos produce úlceras y estados de ansiedad; el ser muy flexible nos lleva a estados de depresión y apatía.

¿Y cómo entendemos entonces la Disciplina? ¿Como rutina, rigidez? Cada uno debería poder valorar cómo entiende la disciplina. La rutina y la rigidez no nos sirven. Pero cuidado, porque a veces caemos en esto, en ser rutinarios y rígidos, pero no disciplinados.

¿Qué es disciplina? ¿Cumplir con lo justo? ¿Con lo que nos gusta? ¿O tal vez la disciplina es un maravilloso ritmo vital? Porque hay que llegar a sentirla así, como un ritmo. Es tan amplia, tan rica, que se vive de otra manera. Un hombre sabio puede ser disciplinado pero no aburrido. Puede ser sistemático, pero no pesado.
 La disciplina debe ser armónica, dignamente altiva pero no orgullosa; vertical sin rigidez; enérgica, sin violencia.

"Cuenta la leyenda que el maestro Jigoro Kano una mañana de invierno salió al jardín de su casa a observar la nieve que había dejado la nevada de la noche anterior. Allí pudo ver un cerezo que se había partido debido al peso de la nieve en sus ramas y también un sauce a punto de partirse igual, pero el peso de la nieve lo único que hizo fue doblar sus ramas, la nieve cayó y las ramas se levantaron nuevamente…"

La rigidez como anhelo de perfección lleva a "quebrarse"; cual rama verde, el hombre debe saber doblarse ante las circunstancias, sabiendo que en este mundo no existe la perfección sin que ello le haga renunciar a su búsqueda.

(Adaptación del artículo recopilado de Juan Carlos Rodero)

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miércoles, 18 de julio de 2012

En búsqueda del destino.



“La obtención de una meta no es más que la constatación del aprendizaje del sendero”


Una vez concluida la temporada navideña y las celebraciones de fin de año, nuestra vida poco a poco vuelve a la normalidad. Mientras en el mes de Diciembre nos referimos a la importancia de conservar el espíritu navideño a lo largo del año; ésta semana consideramos conveniente tratar con mayor serenidad y análisis el tema de las metas y la importancia del sendero que conduce a la obtención de las mismas.


Como ejemplo práctico, consideremos una carrera académica como ser medicina, ingeniería, derecho o economía, por lógica pensaríamos que el objetivo es llegar a ser Médico, Ingeniero, Abogado o Economista lo cual es refrendado por un diploma que avala que Juan, María, Pedro o Luis culminó dicha carrera. Que se extraviase de diploma no significa que Juan, María, Pedro o Luis dejan de ser Médico, Ingeniero, Abogado o Economista, bastaría con iniciar en la Universidad el trámite para recobrar tal documento. Para nuestro ejemplo, más trascendental que alcanzar la meta u obtener buenas calificaciones es el aprendizaje en cada una de las materias que al final de la carrera permite acumular un compendio de conocimiento básico para iniciar una carrera laboral. Así como en la escuela cada vez que reprobábamos una materia era preciso repetirla las veces que fuese necesario hasta que finalmente la asimiláramos, muchas veces en la vida debemos chocar con la misma piedra, caer y levantarnos hasta que finalmente aprendamos la lección.


Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra “meta” en uno de sus acepciones se refiere como el fin a que se dirigen las acciones o deseos de una persona. El comienzo de un nuevo año, de una relación, de un trabajo o cualquier aspiración que se emprenda por primera vez nos llena de esperanza de tiempos mejores. Cada vez que el sol nace por el oriente renace la ilusión de un mejor mañana; a pesar de ello, la rueda de tiempo no gira sola, es preciso que consideremos que así como las naves necesitan la fuerza de un motor, de un rumbo y sobretodo de un timonel, es preciso en nuestra vida tomemos el control; definamos hacia donde queremos dirigirnos y la ruta que tomaremos. Como aclaración, no siempre el viajes es en línea recta, muchas veces es preciso rodear los precipicios, en otras ocasiones es posible utilizar vados, sin embargo en una buena parte es preciso mojarse, armarse de valor y decidirse a cruzar el río. En nuestro sendero nos encontramos con compañeros de viaje que nos motivan a seguir adelante. También está el ejemplo de peregrinos que como nosotros también han transitado con éxito por el mismo camino que nosotros e incluso han dejado huellas en el mismo para que no nos perdamos. En nuestro camino no todo es fácil, a veces debemos llevar pesadas cargas, otras veces perdemos el norte y somos presa de las distracciones y cantos de sirena. Cuesta arriba o de bajada, de día o de noche todos tenemos un destino que cumplir, cada quien deberá indagar en su interior y descubrirla por sí mismo.


En la cotidianidad, surge una interrogante: ¿Por qué hacer planes? ¿Acaso no es mejor ir por la vida sin ningún tipo de atadura o compromiso? La respuesta puede ser algo controversial pero a la vez esclarecedora. En afán mal entendido de libertad y falta de compromiso, podemos ir rehuyendo a infinidad de responsabilidades, cuando acordamos le dimos la espalda a la vida y terminamos atados a la cosas más burdas; no porque lo quisiéramos así sino porque la falta de decisión nos lleva a tal situación. El no decidir no quiere decir que el universo se detendrá y las cosas seguirán igual. No decidir implica muchas veces que otros toman las riendas de nuestra vida, en otras palabras que otros hacen planes por nosotros. Es por eso que es importante planificar nuestra vida, decidir tomar el timón de nuestra nave y aprestarnos con la valentía a enfrentar el destino. Ser valiente no quiere decir que no tengamos miedo de lo que viene, del futuro. La valentía consistente en tomar de la mano nuestros temores y avanzar con ellos. Poco a poco nuestros miedos originales irán desapareciendo, quizás otros nuevos vendrán, pero cada paso que demos estaremos más cerca de nuestra meta. Es primordial atesorar las lecciones y experiencias del pasado para no repitamos en el presente los mismos errores. Por otro lado, las conquistas del pasado no deben de ser un obstáculo para seguir adelante, mantenerlas presentes en los momentos de desaliento puede convertirse en un agente motivador y una estación de paso o descanso, pero nunca una estación final. Para ello es preciso tener la claridad siempre del por qué hacemos las cosas y hacia dónde nos dirigimos.


Este es el tiempo propicio para clarificar nuestras metas. Las metas tienen que estar muy bien definidas, porque si no son claras, nunca vamos a estar seguros de los medios que usamos para llegar a ellas. Así como una herramienta es templada y ajustada cada vez que se requiera, cada uno puede ajustar sus planes si conoce y está seguro de sus metas. En la búsqueda de nuestros sueños y anhelos el fin no justifica los medios. ¿Qué pasaría si Luis en lugar de cursar todas sus materias para convertirse en Economista hubiese recurrido a medios fraudulentos para obtener el Diploma. En el mejor de los casos, Luis tendría que estudiar muchísimo para ponerse al mismo nivel que sus compañeros y el peor caso si las autoridades descubriesen la irregularidad, Luis tendría que enfrentar los tribunales y posiblemente podría ser enjuiciado por su falta. Es indudable que en nuestro sendero podemos sortear obstáculos, pero muchas veces debemos de enfrentar los abismos y escalar las cumbres, requerimos construir puentes y escalar montes; nuestra felicidad no puede descansar en la desgracia de los otros. No cabe duda que avanzar es bueno, sin embargo esto no implica que utilicemos a los demás con escalones. Todos somos compañeros de viaje, por lo que es preciso apoyarnos los unos a los otros fortaleciendo el espíritu solidario.


Cuando somos niños o muy jóvenes es fácil saber qué hacer con nuestra vida pues de eso se encargan las escuelas o universidades. Es muy común que ante la interrogante ¿qué harás el próximo año? un joven responda de acuerdo a su edad: “obtener buenas calificaciones”, “ser promovido al nivel superior” o “graduarse”. Pero ¿Qué pasa cuando alcanzamos esos objetivos? ¿Qué sucede cuando las personas se casan o cumplen con sus expectativas laborales? Muchas personas encontraran que existe un vacío en su plan y surge la necesidad de formular una nueva pregunta: ¿Y ahora que sigue? Un Plan de vida indica en términos generales de qué forma queremos vivir nuestra vida.


Cuando de niños suplicamos a nuestros padres para que nos comprasen el juguete soñado era común escuchar de ellos “¿Para qué, si al rato lo olvidas y pides otro”. De grandes la situación no ha cambiado mucho, quizás se ha incrementado el precio de nuestros “nuevos juguetes” pero tal y como pasaba en la infancia, al poco tiempo los juguetes carecen de sentido y los cambiamos por otros más nuevos o costosos. Es cierto que las posesiones materiales facilitan nuestro camino brindándonos en algunos casos seguridad y confort otras veces constituyen ataduras y pesadas cargas que aletargan nuestro paso. Lo material por sí mismo no le da sentido a la vida. Más allá de limitar la existencia en la acumulación de riquezas y bienes es útil recordar que existe mucho más. Fomentar la genuina amistad y las relaciones familiares, lograr un correcto manejo de nuestro tiempo, fortalecer las virtudes y luchar por corregir nuestros defectos. Ordenar nuestras ideas y pensamientos para tener la sapiencia de reconocer nuestra verdadera misión, sembrar la tolerancia, fraternidad y el amor entre nuestros semejantes y ejercitar nuestra voluntad para construir una sociedad más justa, son criterios útiles para trazar nuestro plan de vida.Es importante cosechar frutos sin embargo nadie siembra un árbol y luego se sienta a esperar que la semilla brote y de fruto. Bastaría un par de horas si no es que minutos para que abandonemos nuestras metas. Es preciso tener paciencia y regar periódicamente nuestra plantita, abonarla y apartar de ella las malas hierbas que pueden ahogar pero principalmente hay que tener fe y esperanza de que alguna que la semilla que hoy sembramos algún día se convierta en un robusto árbol frutal que brindará sombra y alimento al peregrino. Si sembramos mangos no esperemos obtener naranjas, tengamos entonces la sabiduría de escoger nuestro camino y la valentía y coraje para mantenernos firmes en nuestro sendero. ¡Feliz año 2010!


1. Cada vez que el sol nace por el oriente renace la ilusión de un mejor mañana.


2. Cuesta arriba o de bajada, de día o de noche todos tenemos un destino que cumplir, cada quien deberá indagar en su interior y descubrirla por sí mismo.


3. Tener metas permiten contestar las pregunta ¿Dónde estoy y a dónde voy?


4. Todos somos compañeros de viaje, por lo que es preciso apoyarnos los unos a los otros fortaleciendo el espíritu solidario.


Frases Celebres


• La mejor forma de conseguir la realización personal es dedicarse a metas desinteresadas.


(Viktor Frankl)


• Un buen plan es como un mapa: muestra el destino final y generalmente la mejor manera de llegar a el. (H Stanley)


• El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños. Eleanor Roosevelt


• Las metas no son absolutamente necesarias para motivarnos. Son esenciales para mantenernos vivos. Robert. H Shculler


• Si no, te importa dónde vas puedes elegir cualquier camino. Alicia en el País de las Maravillas.


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sábado, 7 de julio de 2012



"El Arte de Decidir"

Es habitual encontrarse con personas para quienes tener que elegir entre una y otra opción, constituye no sólo una dificultad sino casi un tormento. Las escasas oportunidades que ofrece la vida de elegir libremente, aun en los acontecimientos más sencillos y cotidianos, va mermando esa capacidad tan humana y tan poco utilizada por muchos humanos. Aunque en apariencia las sociedades civilizadas han trazado unos carriles de comportamientos que intentan cubrir todas las posibilidades, la existencia es muy rica en variedades y sorpresas y obliga a detenerse, a recapacitar, a escoger.
La duda al elegir entre una y otra cosa se plantea desde la marca o calidad de la comida que llevaremos a casa, el color de un traje, la cantidad de dinero que gastaremos en aquello que nos gusta… Hay que inclinarse por unos estudios u otros. Hay que decidirse sobre la forma de ocupar el tiempo. No es fácil escoger la pareja ideal por muy enamoradas que se sientan las personas. Y además, ¿dónde vivir? ¿en qué trabajar, si es que conseguimos trabajo?, ¿adónde ir en las próximas vacaciones, si es que tenemos vacaciones? Y así, una lista que se haría interminable si cada cual le agregara sus propios interrogantes.
¿Por qué es tan difícil elegir?

Son varias las razones que podemos aportar, algunas de carácter personal e interno, y otras externas pero que también inciden en la desenvoltura psicológica y mental del que debe elegir.

La capacidad de elección

Es el resultado de la experiencia, del saber pensar y saber hacer. No es una cuestión meramente intelectual. El razonamiento nos puede llevar a plantear docenas de argumentos a favor o en contra de los elementos en puja, pero no es la razón la que decide. Hay algo más allá, algo más fuerte y más seguro que nos mueve a la acción: la voluntad. Y una voluntad no ejercitada es como un músculo atrofiado; no se mueve en ninguna dirección porque sencillamente no se mueve.

La falta de experiencias vitales sólidas, bien asumidas y asimiladas, hace muy difícil poder elegir. Siempre queda un rastro de inseguridad, de duda, de no haberse decantado por lo que realmente correspondía.
Las elecciones que nos pertenecen

Una gran cantidad de actitudes en la vida ya vienen pre-elegidas. De ello se encargan los valores sociales imperantes, las normativas morales -si es que se toman en cuenta-, las modas, las conveniencias, el prestigio, la aceptación por parte de los demás o, al revés, el miedo al rechazo de los grupos constituidos.

Así pues, en lugar de elegir, hay que aprender qué es lo que hacen y dicen los demás, tratando de adaptarse a ese estilo aceptado por las mayorías.
Ir contra corriente es nefasto. A veces, no es más que el fruto de un impulso de rebeldía sin inteligencia; a veces es un grito de libertad que se ahoga en la soledad de la incomprensión.
Equivale a destacarse y ser señalado, pero no como un genio, sino como un bicho raro e indeseable, como un elemento de discordia.
Casi todos los adolescentes y jóvenes pasan por esta etapa de rebeldía en que les cuesta aceptar tanta normativa pre-hecha frente a la corriente vital que los desborda; ellos quieren probar sus propias fuerzas.
Pero tampoco están capacitados para elegir con total acierto porque su experiencia es poca y porque a pesar de su pujante energía, no saben calibrar las opciones en toda su dimensión. Pueden planear, como en el ajedrez, una jugada, dos, tres o cinco, pero no llegan muy lejos en su análisis ni en las consecuencias de sus decisiones.
La publicidad

Es otra forma de presión, más o menos fuerte según los casos, pero pesa siempre. No hace falta que provenga de los medios de publicación, plagados como están de sugerencias o exigencias que nos llevan y nos traen de aquí para allá. Hay otra publicidad, mejor dicho, otra propaganda más sutil que se disemina en forma de opiniones: unas elevan y otras bajan el prestigio de una elección como si se tratara de una bolsa de valores.

Sin darnos cuenta, empezamos a llamar bueno, malo, práctico, elegante, detestable, interesante, terrible o apetecible a las cosas, siguiendo lo que nos han dictado mientras la conciencia duerme y las ideas penetran subliminalmente sin nuestra intervención.
¿Qué es elegir?

Es una función de la inteligencia y no de la razón.

Trataremos de explicarnos. La razón es un instrumento del que dispone nuestra mente y la usa según se le ha enseñado a hacerlo (es decir, bastante poco y mal). De modo que no siempre somos nosotros mismos los que razonamos sino el conjunto de imposiciones y conveniencias que citábamos antes.
La inteligencia es discernimiento; es conocer bien unas y otras opciones y poder escoger la más aceptable según la propia experiencia y el propio criterio. Es tener clara conciencia de la decisión, es responsabilidad personal ante el éxito y el fracaso. Es, precisamente por eso, inteligencia.
A nuestro entender, tal como decíamos al principio, son muy escasas las oportunidades de desarrollar y aplicar este discernimiento que sabe elegir y aprender en cada elección.

Para empezar, necesitamos distinguir verdaderamente todas las opciones que ofrece la vida en todos los sentidos. Y eso es casi imposible, considerando los sistemas de educación que nos rigen. Se conocen algunas opciones, las previamente aceptadas por esos otros que las determinan, y las demás están previamente vetadas. Así no se puede elegir; en todo caso, se puede acceder o no, lo cual es una tibia forma de acción, ya que la segunda posibilidad es sólo una abstención.
Nueva Acrópolis - Honduras
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