En búsqueda del destino.
“La obtención de una meta no es más que la constatación del aprendizaje del sendero”
Una vez concluida la temporada navideña y las celebraciones de fin de año, nuestra vida poco a poco vuelve a la normalidad. Mientras en el mes de Diciembre nos referimos a la importancia de conservar el espíritu navideño a lo largo del año; ésta semana consideramos conveniente tratar con mayor serenidad y análisis el tema de las metas y la importancia del sendero que conduce a la obtención de las mismas.
Como ejemplo práctico, consideremos una carrera académica como ser medicina, ingeniería, derecho o economía, por lógica pensaríamos que el objetivo es llegar a ser Médico, Ingeniero, Abogado o Economista lo cual es refrendado por un diploma que avala que Juan, María, Pedro o Luis culminó dicha carrera. Que se extraviase de diploma no significa que Juan, María, Pedro o Luis dejan de ser Médico, Ingeniero, Abogado o Economista, bastaría con iniciar en la Universidad el trámite para recobrar tal documento. Para nuestro ejemplo, más trascendental que alcanzar la meta u obtener buenas calificaciones es el aprendizaje en cada una de las materias que al final de la carrera permite acumular un compendio de conocimiento básico para iniciar una carrera laboral. Así como en la escuela cada vez que reprobábamos una materia era preciso repetirla las veces que fuese necesario hasta que finalmente la asimiláramos, muchas veces en la vida debemos chocar con la misma piedra, caer y levantarnos hasta que finalmente aprendamos la lección.
Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra “meta” en uno de sus acepciones se refiere como el fin a que se dirigen las acciones o deseos de una persona. El comienzo de un nuevo año, de una relación, de un trabajo o cualquier aspiración que se emprenda por primera vez nos llena de esperanza de tiempos mejores. Cada vez que el sol nace por el oriente renace la ilusión de un mejor mañana; a pesar de ello, la rueda de tiempo no gira sola, es preciso que consideremos que así como las naves necesitan la fuerza de un motor, de un rumbo y sobretodo de un timonel, es preciso en nuestra vida tomemos el control; definamos hacia donde queremos dirigirnos y la ruta que tomaremos. Como aclaración, no siempre el viajes es en línea recta, muchas veces es preciso rodear los precipicios, en otras ocasiones es posible utilizar vados, sin embargo en una buena parte es preciso mojarse, armarse de valor y decidirse a cruzar el río. En nuestro sendero nos encontramos con compañeros de viaje que nos motivan a seguir adelante. También está el ejemplo de peregrinos que como nosotros también han transitado con éxito por el mismo camino que nosotros e incluso han dejado huellas en el mismo para que no nos perdamos. En nuestro camino no todo es fácil, a veces debemos llevar pesadas cargas, otras veces perdemos el norte y somos presa de las distracciones y cantos de sirena. Cuesta arriba o de bajada, de día o de noche todos tenemos un destino que cumplir, cada quien deberá indagar en su interior y descubrirla por sí mismo.
En la cotidianidad, surge una interrogante: ¿Por qué hacer planes? ¿Acaso no es mejor ir por la vida sin ningún tipo de atadura o compromiso? La respuesta puede ser algo controversial pero a la vez esclarecedora. En afán mal entendido de libertad y falta de compromiso, podemos ir rehuyendo a infinidad de responsabilidades, cuando acordamos le dimos la espalda a la vida y terminamos atados a la cosas más burdas; no porque lo quisiéramos así sino porque la falta de decisión nos lleva a tal situación. El no decidir no quiere decir que el universo se detendrá y las cosas seguirán igual. No decidir implica muchas veces que otros toman las riendas de nuestra vida, en otras palabras que otros hacen planes por nosotros. Es por eso que es importante planificar nuestra vida, decidir tomar el timón de nuestra nave y aprestarnos con la valentía a enfrentar el destino. Ser valiente no quiere decir que no tengamos miedo de lo que viene, del futuro. La valentía consistente en tomar de la mano nuestros temores y avanzar con ellos. Poco a poco nuestros miedos originales irán desapareciendo, quizás otros nuevos vendrán, pero cada paso que demos estaremos más cerca de nuestra meta. Es primordial atesorar las lecciones y experiencias del pasado para no repitamos en el presente los mismos errores. Por otro lado, las conquistas del pasado no deben de ser un obstáculo para seguir adelante, mantenerlas presentes en los momentos de desaliento puede convertirse en un agente motivador y una estación de paso o descanso, pero nunca una estación final. Para ello es preciso tener la claridad siempre del por qué hacemos las cosas y hacia dónde nos dirigimos.
Este es el tiempo propicio para clarificar nuestras metas. Las metas tienen que estar muy bien definidas, porque si no son claras, nunca vamos a estar seguros de los medios que usamos para llegar a ellas. Así como una herramienta es templada y ajustada cada vez que se requiera, cada uno puede ajustar sus planes si conoce y está seguro de sus metas. En la búsqueda de nuestros sueños y anhelos el fin no justifica los medios. ¿Qué pasaría si Luis en lugar de cursar todas sus materias para convertirse en Economista hubiese recurrido a medios fraudulentos para obtener el Diploma. En el mejor de los casos, Luis tendría que estudiar muchísimo para ponerse al mismo nivel que sus compañeros y el peor caso si las autoridades descubriesen la irregularidad, Luis tendría que enfrentar los tribunales y posiblemente podría ser enjuiciado por su falta. Es indudable que en nuestro sendero podemos sortear obstáculos, pero muchas veces debemos de enfrentar los abismos y escalar las cumbres, requerimos construir puentes y escalar montes; nuestra felicidad no puede descansar en la desgracia de los otros. No cabe duda que avanzar es bueno, sin embargo esto no implica que utilicemos a los demás con escalones. Todos somos compañeros de viaje, por lo que es preciso apoyarnos los unos a los otros fortaleciendo el espíritu solidario.
Cuando somos niños o muy jóvenes es fácil saber qué hacer con nuestra vida pues de eso se encargan las escuelas o universidades. Es muy común que ante la interrogante ¿qué harás el próximo año? un joven responda de acuerdo a su edad: “obtener buenas calificaciones”, “ser promovido al nivel superior” o “graduarse”. Pero ¿Qué pasa cuando alcanzamos esos objetivos? ¿Qué sucede cuando las personas se casan o cumplen con sus expectativas laborales? Muchas personas encontraran que existe un vacío en su plan y surge la necesidad de formular una nueva pregunta: ¿Y ahora que sigue? Un Plan de vida indica en términos generales de qué forma queremos vivir nuestra vida.
Cuando de niños suplicamos a nuestros padres para que nos comprasen el juguete soñado era común escuchar de ellos “¿Para qué, si al rato lo olvidas y pides otro”. De grandes la situación no ha cambiado mucho, quizás se ha incrementado el precio de nuestros “nuevos juguetes” pero tal y como pasaba en la infancia, al poco tiempo los juguetes carecen de sentido y los cambiamos por otros más nuevos o costosos. Es cierto que las posesiones materiales facilitan nuestro camino brindándonos en algunos casos seguridad y confort otras veces constituyen ataduras y pesadas cargas que aletargan nuestro paso. Lo material por sí mismo no le da sentido a la vida. Más allá de limitar la existencia en la acumulación de riquezas y bienes es útil recordar que existe mucho más. Fomentar la genuina amistad y las relaciones familiares, lograr un correcto manejo de nuestro tiempo, fortalecer las virtudes y luchar por corregir nuestros defectos. Ordenar nuestras ideas y pensamientos para tener la sapiencia de reconocer nuestra verdadera misión, sembrar la tolerancia, fraternidad y el amor entre nuestros semejantes y ejercitar nuestra voluntad para construir una sociedad más justa, son criterios útiles para trazar nuestro plan de vida.Es importante cosechar frutos sin embargo nadie siembra un árbol y luego se sienta a esperar que la semilla brote y de fruto. Bastaría un par de horas si no es que minutos para que abandonemos nuestras metas. Es preciso tener paciencia y regar periódicamente nuestra plantita, abonarla y apartar de ella las malas hierbas que pueden ahogar pero principalmente hay que tener fe y esperanza de que alguna que la semilla que hoy sembramos algún día se convierta en un robusto árbol frutal que brindará sombra y alimento al peregrino. Si sembramos mangos no esperemos obtener naranjas, tengamos entonces la sabiduría de escoger nuestro camino y la valentía y coraje para mantenernos firmes en nuestro sendero. ¡Feliz año 2010!
1. Cada vez que el sol nace por el oriente renace la ilusión de un mejor mañana.
2. Cuesta arriba o de bajada, de día o de noche todos tenemos un destino que cumplir, cada quien deberá indagar en su interior y descubrirla por sí mismo.
3. Tener metas permiten contestar las pregunta ¿Dónde estoy y a dónde voy?
4. Todos somos compañeros de viaje, por lo que es preciso apoyarnos los unos a los otros fortaleciendo el espíritu solidario.
Frases Celebres
• La mejor forma de conseguir la realización personal es dedicarse a metas desinteresadas.
(Viktor Frankl)
• Un buen plan es como un mapa: muestra el destino final y generalmente la mejor manera de llegar a el. (H Stanley)
• El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños. Eleanor Roosevelt
• Las metas no son absolutamente necesarias para motivarnos. Son esenciales para mantenernos vivos. Robert. H Shculler
• Si no, te importa dónde vas puedes elegir cualquier camino. Alicia en el País de las Maravillas.
Visítanos : http://www.acropolishonduras.org/ ó puedes comunicarte con nosotros al Tel.: 2232-0727
No hay comentarios:
Publicar un comentario