jueves, 24 de mayo de 2012


¡Vive tus sueños!
“No hay mayor virtud que hacer realidad un sueño, ni mayor traición que abandonarlo”  Jorge Ángel Livraga
El Sentido de la Vida:

Nuestros sueños son nuestros anhelos más importantes en la vida, nuestros propósitos más constantes, aquellos proyectos que nos han acompañado por muchos años. Nuestros sueños son la semilla fundamental de nuestra realización.
Debemos estar muy conscientes de nuestros sueños, porque son la voz de nuestra alma, llamando a las puertas de nuestro interior, para manifestarse. Los sueños son la oportunidad que nos da la vida para ejercitarnos, para desarrollar nuestros talentos naturales, para prepararnos a conciencia y hacer uso de todas nuestras destrezas. Cumplir nuestros sueños es llegar a donde más alto podemos ascender en la vida.
¿Quién es el que sueña?
Escribe el Dr. Jorge Ángel Livraga (fundador de Nueva Acrópolis), que cada ser humano puede realizar un deseo, un proyecto o un ideal. Un deseo nace desde nuestra parte emocional y obedece más comúnmente a los impulsos. Un proyecto nace desde nuestra mente y tiene más relación con necesidades y gustos personales. Un ideal nace desde nuestra alma y tiene relación con nuestra realización y mayor  grado de conciencia. Por lo tanto, debemos practicar este filtro… ¿Quién es el que quiere?...lo más noble que hay en mí…o lo más mundano que hay en mí.
Nuestra misión en la vida como dice el Dr. Stephen Covey, es ascender por una escalera, que debe estar recostada en la pared correcta. ¿Qué quiere decir con esto? Que debemos apostar por un sueño real y significativo. No dejar que nos cieguen las falsas ilusiones, sino que tener el discernimiento correcto para soñar lo que merezca la pena y tener el valor y la inspiración correcta.
¿Es tu sueño o es el sueño de otro?
El escritor de temas de liderazgo, John Maxwell, propone el siguiente filtro para saber si un sueño es nuestro o si pertenece a otra persona:
1.       Cuando es tu sueño, todo encaja, cuando es el sueño de otro, no encaja bien en ti.
2.       Cuando es tu sueño, te da alas, te hace volar, dar lo mejor; cuando es de otro, te trae a pique.
3.       Cuando es tu sueño, eres capaz de innovar, cuando es de otro, cuesta que se te ocurra algo.
4.       Cuando es tu sueño, nunca te aburres, cuando es el de de otro, das lo mínimo.
5.       Cuando es tu sueño,  quieres seguir aunque sea de noche, cuando es el de otro, te aburres pronto.
6.       Cuando es tu sueño, puedes hacerlo toda la vida, cuando es el de otro, sólo por un tiempo.
Soñar considerando tus Fortalezas:
Escriben dos grandes científicos de la estadística moderna, Buckingham y Clifton, en su libro, Ahora descubra sus Fortalezas, que después de hacer millones de entrevistas a lo largo de varias décadas, han encontrado un factor común a los grandes realizadores de sueños: ¡Han desarrollado su vida enfocados en sus grandes Fortalezas! Los mismos autores señalan que la gente común, que son la mayoría, comparte un error estratégico en sus vidas…se dedican a trabajar enfocados en sus debilidades, desarrollan disciplinas en las que no tienen una real fortaleza y por consiguiente no logran trascender.
Ellos mismos dan la fórmula para encontrar áreas de verdadera fortaleza en nosotros mismos:
1.       Fortaleza es algo que haces sumamente bien, casi perfectamente.
2.       Probablemente seas mejor en esa área que el común de las personas.
3.       Nadie discute que tienes talento natural en esa disciplina, si preguntásemos a tu madre o a tus maestros, dirían que siempre fuiste muy bueno en ese campo.
4.       Te encanta, te gusta, genera pasión y entusiasmo en ti.
5.       Te has cultivado en ello, tienes, además de talento innato, destrezas, entrenamiento y conocimiento en esa disciplina.
6.       Te sale muy fácilmente y no te aburres cuando trabajas en ello.
La base necesaria para trabajar en tus sueños:
Muchos se reprimen de trabajar en sus sueños porque necesitan hacer dinero, pagar cuentas, generar efectivo a corto plazo… y lamentablemente, terminan por dedicarse a la plataforma y olvidan que era sólo un medio para realizarse y no un fin.
Otros, por el contrario, cometen el error de dedicarse a su sueño de una manera caprichosa y desestructurada, por lo que descuidan la base de vida que la naturaleza impone…y terminan con pedazos de sueños, boicoteados por sus propias penurias económicas y sociales.
Lo ideal es dedicar tiempo para tener una base, pero agendar, necesariamente,  tiempo para nuestros sueños. Algunos tienen condiciones más favorables que les permiten dedicarse de lleno a sus sueños, pero otros deben dedicarse a un trabajo de base y sobre ese camino, instalar la escalera de sus sueños.
Lo esencial es agendar siempre un espacio a tu sueño. Llegado el momento, tu sueño te proveerá toda la base de vida que necesites, es parte de sus cualidades.
¡La Pasión por tus sueños, los transforma en un Ideal de Vida y aleja el temor!
En el libro Padre Rico Padre Pobre, Roberto Kiyosaki cita una anégdota sobre Warren Buffet, reconocido en la actualidad como el tercer hombre más rico del mundo. Un estudiante le pregunta que, ¿cuál es su gran secreto? Y el multi-empresario responde graciosamente lo siguiente: “Yo a diferencia de la inmensa mayoría de personas en el mundo, tengo el privilegio de hacer todos los días lo que más me gusta hacer”.
De manera que un sello de oro que será el combustible imbatible de nuestros sueños es la Pasión, el gusto supremo, el Entusiasmo. Derrotar el temor haciendo algo que nos guste tanto, desde el alma, que merezca la pena hacerse realidad, dejar la vida en ello, llegar a cumplir nuestra misión en la vida.
¡Actúa!
Así que por lo visto, cumplir nuestros sueños es un ingrediente fundamental de nuestra realización, de nuestra felicidad y si no tenemos la gracia de ver realizado un sueño auténtico, cuando menos, actuemos y tendremos el Honor de haberlo intentado con todas nuestras fuerzas y la Naturaleza de una u otra manera nos apuntará una Victoria en el Alma ¡VALE LA PENA, ACTÚA, EMPRENDE ACCIONES QUE HAGAN UNA DIFERENCIA, ES BASTANTE PROBABLE QUE LO LOGRES, ERES ÚNICO Y EL MUNDO ESPERA POR TUS SUEÑOS!
Micro Cápsula
Nueva Acrópolis, organización internacional sin fines de lucro de carácter filosófico y cultural. En  más de 50 países, se ofrecen cursos de Filosofía Práctica,  así como una variada agenda de actividades culturales y de Voluntariado. Contáctanos al. 232-072;  www.acropolishonduras.org

domingo, 6 de mayo de 2012


Vivir con Filosofía

Hoy, tal vez, a muchos siglos de distancia de Pitágoras, de aquellos filósofos considerados utópicos, la filosofía, en líneas generales, es algo bastante diferente; lo he experimentado de manera personal estudiando en la facultad, como una insatisfacción permanente. Hoy, filosofía es algo muy abstracto; son muchas palabras y muchos conceptos difíciles, y cuando la gente se queda con esta idea de la filosofía, huye de ella. Hoy, filosofía es casi Historia de la Filosofía, es un repaso a todo lo que han pensado todos los filósofos de todos los tiempos. Eso sí, acatando ciertas normas, porque en todo momento hay filósofos que son muy buenos, muy notables, y hay otros que son prohibidos, malos, nefastos. Pasarán unos años y los nefastos serán los buenos, y los que hoy se consideran buenos pasarán del otro lado: también la Historia de la Filosofía tiene modas.
Hoy, la filosofía no se considera algo práctica, algo útil para la vida. Esa idea de falta de aplicación, esa idea de que la filosofía es una utopía, de que no sirve para nada, ha hecho que tuviéramos que padecer, sobre todo en parte del siglo pasado y en éste, en que muchas ideas materialistas han ido avanzando, las consecuencias de este mito que es la filosofía. Por ejemplo, el caso de España y otros países, no muchos por suerte, que han decidido quitar esta materia de los planes de estudio, porque 

¿para qué sirve?

Consecuencias: que la gente intenta evitar la filosofía de la misma manera que el que no ha aprendido a vivir intenta evitar el estar a solas consigo mismo. Hay mucho vacío interior, mucha inseguridad, y no debe extrañarnos en absoluto que haya tanta corrupción, tanto desorden, tantas catástrofes naturales, porque cuando el ser humano no encuentra un eje dentro de sí mismo, no tiene cómo salir adelante.
Treinta años en Acrópolis, estudiando filosofía, y unos años antes en la facultad, son muchos años dedicados a ella, y aunque me digan que es teórica y que no sirve para nada, yo me sigo diciendo: pero, y las grandes preguntas, las grandes inquietudes… ¿dónde se contestan? ¿Qué hacemos con aquello que nos asalta cuando uno se encuentra a solas consigo mismo: y por qué la vida, y por qué la muerte, y por qué el dolor, y por qué envejecemos, y por qué nos pasan las cosas que nos pasan? ¿Por qué hay sufrimiento, y por qué se puede pasar del sufrimiento a la alegría y de la alegría al sufrimiento, y qué es lo que nos conduce como un viento de una cosa a otra? ¿Por qué tenemos temores y por qué dudamos…? 

Y cuando surgen estas preguntas, o las respondemos o viviremos perpetuamente angustiados porque habremos echado una cortina delante de nuestros ojos intentando no ver lo más importante. Cuando hay interrogantes, no hay más remedio que preguntar. Cuando Sócrates decía: “Sólo sé que no sé nada”, no lo decía por conformarse con no saber nada. Es un reconocimiento de lo que no se sabe y un punto de partida: “Voy a saber más porque necesito más”. Aunque pasen los siglos, el ser humano se seguirá planteando estos interrogantes. Y basta que nos exijan una respuesta para que la filosofía se vuelva útil y práctica, y necesaria. La filosofía es la gran educadora; es la que nos enseña a vivir. Lo más difícil de todo, que es vivir, casi nadie lo enseña. No vamos a llegar a ser sabios, pero por lo menos tendremos algunos temores menos, algunas dudas menos de las que teníamos antes; no vamos a mirar a la gran Verdad, pero empezaremos a tener algunas certezas.
El quién soy, qué hago aquí, para qué estoy, de dónde vengo y adónde voy, es una forma de aprender a vivir; el arte de vivir es contestarse día a día a esas preguntas. Es entender por qué sufrimos, por qué hay dolor. Los filósofos orientales, tan viejos que a veces no sabemos ni qué fecha ponerles, decían que el dolor es vehículo de conciencia. Cuando uno es feliz y ríe, difícilmente se pregunta: “¿por qué me pasa esto a mí?”. Parece ser que los humanos aprendemos cuando algo nos duele, y el arte de vivir nos enseña que cada vez que sufrimos, hay que detenerse y preguntar:

                                                                       
 “¿por qué sufro, qué me está intentando enseñar la vida en este momento? ¿Qué hay detrás de este dolor? ¿Qué experiencia importante puedo extraer?”. 
Cuando un filósofo está aprendiendo a vivir, se le pone una prueba, y si la supera, sabe que cuando llegue la siguiente, podrá pasar por encima y querrá aprender algo más de la vida.
Este arte de vivir incluye también algo tan importante como valorar la vida y a todos los seres vivos. No es posible escuchar que haya gente joven que diga: “Yo no he pedido venir a la vida”, como si fuera un reproche. Un reproche ¿a quién? No sé si hemos pedido venir a la vida: estamos aquí, y hay que aprender a valorarla, porque es un magnífico regalo. No se puede pasar por la vida dejando que nos arrastre; tal vez esto también constituya el arte de vivir. En lugar de ser un tronco de árbol a la deriva en un río, tener la capacidad de construir una barca con el tronco, unos remos, y poder dirigirnos a nosotros mismos a través de la corriente.

Esta filosofía, y este arte de vivir, ¿es para unos pocos? No; es para todos. En todo momento, en todos los lugares, nos hace falta  algo que nos dirija en este arte de vivir… Nos hace falta un camino. La filosofía nos enseña a valorar ese camino. Ya que hemos hablado de filosofía, tengo que hablar de educación. He ido a un diccionario a ver lo que es educación, y me encuentro cosas tan bonitas como dirigir, encaminar, adoctrinar; y he pensado: “¡Esto está muy bien en el diccionario, pero según dónde se diga puede sentar bastante mal!”, porque nadie quiere ser dirigido, ni encaminado ni adoctrinado. Hoy todo el mundo pretende ser libre, antes que aprender. Queremos ser libres antes que saber. Sin embargo, educar es eso: es encaminar, es dirigir, es saber llevar, y solo puede educar el que tiene alma de educador, porque sabe encontrar lo que hay dentro de la persona, sabe desarrollar, engrandecer todos esos valores que a veces permanecen callados, escondidos, y si uno no tiene el valor de extraerlos, permanecerán callados y escondidos a lo largo de su existencia.

El fundador de Nueva Acrópolis, Jorge Angel Livraga, hablaba mucho sobre la educación. Él decía que el papel de la educación es hacer surgir las cualidades intrínsecas del individuo. Y este papel de la educación de hacer surgir viene, precisamente, de la raíz latina educir; es sacar de dentro hacia fuera. Platón decía que el filósofo hace las veces de una partera: hay una partera que nos trae a la vida con el nacimiento, y hay un filósofo, alguien, que nos da la vida el día que nos ayuda a extraer lo que llevamos dentro, hilar nuestras vidas, a unirlas, a poner orden en nuestros sentimientos y a dirigir nuestra vida con cierta seguridad; y seguía diciendo el Señor Livraga que la verdadera pedagogía es aquella que despierta el potencial de aprender: educa sin reformar, informa sin mentir, despierta el alma y las fuerzas interiores que existen en todos los seres humanos.
La ciencia de la educación platónica se resumía en cuatro virtudes, que eran tan valiosas hace miles de años como ahora: valor, templanza, prudencia y justicia. Valor no es ser temerario; es poseer fortaleza, es saber estar vivo con dignidad. Templanza es la capacidad de mandar sobre nosotros mismos, es encontrar el justo medio, el equilibrio; es un equilibrio alto, elevado. Prudencia es una palabra que se puede interpretar de maneras muy distintas: el ser prudente es ser sabio; sólo el que sabe es prudente. El que ignora es imprudente y se arroja en brazos de la vida de cualquier manera. Confucio decía que el hombre prudente piensa las cosas dos veces: una es muy poco, y tres, una exageración. Dos veces, lo justo. Eso es prudencia, eso es sabiduría.

Una buena educación forma y transforma. Una buena educación es alquimia interior; no podemos ser igual antes de aprender como después. Y si somos iguales es que no hemos aprendido nada, es que hemos memorizado un montón de cosas y no sabemos nada. Esa educación formativa, de transformación,  no es una educación de forzar a la gente; no se puede torcer la personalidad humana. En todo caso, es una educación que nos tiene que liberar de muchas ataduras y de muchas deficiencias, y de muchas inseguridades y temores. Cuando uno puede soltar estos lastres, desamarrar la embarcación, el alma se siente libre. Esa educación formativa tiene que ayudarnos, tenemos que aprender a aprender. Y tenemos que aprender con la práctica, porque nos estamos haciendo muy sedentarios. Demasiado. Nos falta la experiencia. Hay que llegar a ser uno mismo. Encontrarse pequeño y saber que eso es mucho más hermoso que no encontrarse y no saber dónde está lo que llamamos “yo”, dónde está el “yo soy”.
A todos nos gusta llegar al fondo de nosotros mismos, y cuando se llega, emerger con las manos llenas para poder abrirlas hacia los demás, a un mundo de seres vivos llenos de amor; en una palabra: filósofos a través de la educación, vivos a través de la filosofía.
Delia Steinberg Guzmán
Directora Internacional de Nueva Acrópolis.

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Frases a Resaltar
“Y las grandes preguntas, las grandes inquietudes… ¿dónde se contestan? ¿Qué hacemos con aquello que nos asalta cuando uno se encuentra a solas consigo mismo: y por qué la vida, y por qué la muerte, y por qué el dolor, y por qué envejecemos, y por qué nos pasan las cosas que nos pasan?”
Cuando Sócrates decía: “Sólo sé que no sé nada”, no lo decía por conformarse con no saber nada. Es un reconocimiento de lo que no se sabe y un punto de partida: “Voy a saber más porque necesito más”
“El quién soy, qué hago aquí, para qué estoy, de dónde vengo y adónde voy, es una forma de aprender a vivir; el arte de vivir es contestarse día a día a esas preguntas”
“El papel de la educación es hacer surgir las cualidades intrínsecas del individuo.”
“La ciencia de la educación platónica se resumía en cuatro virtudes, que eran tan valiosas hace miles de años como ahora: valor, templanza, prudencia y justicia.”
“Cuando un filósofo está aprendiendo a vivir, se le pone una prueba, y si la supera, sabe que cuando llegue la siguiente, podrá pasar por encima y querrá aprender algo más de la vida”




Confucio



Con el nombre de K'ung fu-tzu, o maestro K'ung, al que los misioneros jesuitas de Pekín latinizaron en Confucius, se conoce en la Historia del pensamiento el filósofo más influyente en el pueblo chino.

 Nació en el estado de Lu, en el año 551 a.c.. Destacó desde niño, pues su comportamiento no se asemejaba al de otros niños de su edad. Le gustaba conversar con los  adultos y ordenaba objetos de acuerdo al ritual consagrado.

Se dice que de joven leía todos  los libros que caían en sus manos, siendo un experto conocedor de la filosofía, historia y tradiciones chinas.

Ostentó cargos políticos importantes desde su juventud e hizo progresar a su estado que, enseguida empezó a destacarse sobre los  vecinos. De modo que comenzó a suscitar envidia y preocupación entre ellos. Y, como ocurre tantas veces fue calumniado, en este caso, frente al príncipe gobernante, que empezó a no seguir sus consejos y abandonó el gobierno en otras manos. Confucio se marchó del estado de Lu y recorrió los estados vecinos instruyendo a seres humanos de cualquier condición social.
Murió, con 73 años, después de haber dedicado su vida a instaurar una filosofía y una forma de vida basadas en la justicia y la fraternidad.
Esta pequeña reseña biográfica es una pincelada para poder entrar directamente en su pensamiento, en esas ideas que tanto favorecieron a su pueblo y que dieron lugar a una religión que se afianzó fuertemente en China y que todavía ejerce una influencia importante para este pueblo.
Vamos a desarrollar algunos conceptos básicos que pueden servirnos como ayuda, en nuestro mundo moderno y en nuestra sociedad. Porque un modelo de ser humano, un ejemplo de perfeccionamiento no depende de una  época, sino que puede servir de orientación independientemente de los acontecimientos históricos.


El pensamiento de Confucio

El principio Li: Orden Moral 
Se plantea una vuelta al principio del Li, dotando a este concepto de observancia de los ritos y costumbres de la tradición de un nuevo sentido, de carácter ético y moral. Se produce así una estrecha relación entre Moral y Política y un entendimiento correcto de las relaciones sociales y cumplimiento de los deberes y derechos sociales inherentes de la posición y responsabilidad de cada cual.
 
El hombre Ju: El hombre virtuoso
El hombre Ju es aquel que, independientemente de su origen familiar, es el que cultiva los valores morales, conoce su deber, y actúa pensando en el bien de la sociedad a la que sirve. Se ha emparentado este concepto aristócrático con el de "caballero", que Confucio emplea asociado, no en el sentido de pertenencia a la nobleza como clase privilegiada, sino más bien como "hombre noble", dispuesto a entregar su vida a la práctica del bien y de la virtud. El hombre ju es un hombre bueno pero fuerte y valeroso, un hombre instruido en aquellas disciplinas que le son precisas para servir a la sociedad.
En las analectas de Confucio se encuentra la siguiente descripción:
   "Un Ju es siempre  amplio en sus conocimientos; cultiva su conducta sin cesar, y en su vida privada no se abandona. Cuando sale airoso, no se aparta de la verdad. En sus maneras personales, aprecia el vivir en paz  y armonía con los demás. Cultiva  la belleza de su carácter y es pausado en sus hábitos. Admira a los  que son más inteligentes que él y es generoso con el vulgo. Por otra parte, es fundamentalmente flexible. ¡Tal es su holgura  de espíritu y su serenidad de carácter!”
Para Confucio, el hombre ju, es el único capaz de gobernar.
Orden Moral y Hombre Virtuoso en la Actualidad
Estos dos conceptos en la filosofía de Confucio tienen aproximadamente 1500 años de antigüedad, sin embargo su trascendencia encuentra aplicación en cualquier momento histórico. Nuestra sociedad requiere que comencemos a hablar de moral, ética y valores. El perfeccionamiento de una sociedad debe comenzar con el perfeccionamiento individual que lleve a cada ser humano a trabajarse a sí mismo.
Para Confucio los hombres son iguales en esencia y, por lo tanto, el respeto entre ellos fundamental. Los derechos, como seres humanos, indiscutibles. Pero es evidente que  el comportamiento de cada ser humano es distinto. No podemos esperar las mismas cosas de todos los hombres. Es más, suelen tener comportamientos diferentes  ante las mismas situaciones. Eso significa que hay diferencias, e igual que cuando un aparato no funciona bien, tenemos que cambiar algunos de sus elementos; cuando una conducta no es correcta se debe reencauzar. De la misma manera que a un niño pequeño no le confiamos el gobierno de la casa, tampoco un adulto que no reúna la suficiente madurez podrá ser un gobernante u ocupar un cargo público.
En la actualidad se vuelve imperante que comencemos a hablar de una revolución de valores. A través del estudio de los grandes maestros de la humanidad y la lectura de su filosofía es posible rescatar las enseñanzas más destacadas, nos queda como sociedad reflexionar y comenzar a actuar para ir creando nuevos caminos que nos llevaran a vivir con valores. Solo entonces  podremos comenzar a soñar con un mundo nuevo y mejor.

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