Hablar de Rafael Heliodoro Valle, poeta, historiador,
ensayista, bibliógrafo, periodista y
diplomático, es hablar de un tiempo de la
historia literaria de Honduras. No
podemos negar que en su quehacer literario muestra una conciencia de los
problemas históricos, dejando entrever el pensamiento del futuro, y sobre todo ese “ volver ” a su
tierra que le marco un sentido de
hondureñidad, evidenciado en sus obras.
La labor bibliográfica de
Rafael Heliodoro Valle fue constante. (Hondureño de nacimiento, vivió más de 50
años en México desempeñando una extraordinaria labor humanista, hasta su muerte
en 1959). Su producción histórica y literaria fue producto de su incansable
labor bibliográfica, investigador por excelencia, supo combinar la diplomacia
con el quehacer artístico, porque su obra es eso, una labor creadora que
engrandece y prestigia a la tierra que lo vio nacer.
Al fallecer en México el 29 de Julio de 1959, el Presidente
López Mateos, haciéndose intérprete del sentimiento nacional, le concedió a
título póstumo — por vez primera en la historia mexicana a una persona no
nacida en el país, la Orden del Águila Azteca. Fueron muchos años conviviendo
con un pueblo agradecido, a quien Valle considero su segunda patria.
Este insigne escritor, a
quien Livio Ramírez Lozano, llamó por antonomasia “El Intelectual Hondureño de
este Siglo”, nació en Comayagüela el 3 de Junio de 1,891 en su casa paterna,
ubicada en la segunda avenida, llamada “La Avenida de los Poetas”, pues allí en
esa misma calle nacieron Juan Ramón Molina, Luis Andrés Zúñiga, Alonso A.
Brito, Rómulo E. Durón, Salvador Turcios Ramírez y Guillermo Bustillo Reina.
Oscar Acosta cita en su obra
“Rafael Heliodoro Valle, vida y obra” , que el poeta mencionaba con frecuencia
su casa paterna, como lo vemos en su poema “Navidad en mi país” “En la casa de antaño se veía la cena
tradicional ¡Oh casas que al recuerdo acudís! Esto pasó en la infancia y en una
noche buena, en la tierra de leche y miel de mi país”. Ese amor telúrico le
sustento durante su vida fuera de Honduras, y lo plasmó en todas sus
actividades.
Don Oscar Acosta se refiere
específicamente a la obra poética en estos términos: “La poesía de Valle, que
no es tribunicia, es sin embargo popular. No se puede pedir en las letras
hondureñas algo más popular que “Jazmines del cabo” y “Éxtasis Humilde”. Y es
una cualidad de Valle: hacer populares poemas perfectos, clásicos,
transformándolos por los propios meritos del poema en accesibles a las minorías
y las mayorías que quienes subyuga su música y temática”
Efectivamente, la belleza de sus versos y
ritmo verbal combinan rasgos románticos
y modernistas, como se plasma en esta estrofa de “Jazmines del Cabo” :
¿Por qué causas misteriosas, la música de un violín/ o el perfume de un Jazmín
nos recuerdan tantas cosas?/sortijas de aguas preciosas//pañuelos de raso y tul,/cartas
dentro de un baúl/ valses del tiempo pasado,/ y lo del cuento azulado:/”este
era un príncipe azul”/
Intelectual de prestigio y
fina expresión literaria, supo conservar su original estilo enriqueciéndolo con
lo mejor de las tendencias de diferentes movimientos como el romanticismo
siendo casi un adolescente, el modernismo pleno siendo un adulto y el
postmodernismo al culminar su fructífera existencia. Esa pureza creadora y esa
sensibilidad a flor de piel lo caracterizan como el más grande literato
hondureño que ha representado al país dentro y
fuera de sus fronteras.
Siendo representante diplomático de nuestro
país en Philadelphia,(Estados Unidos) en
el año 1,954, Valle escribió uno de los poemas más largos hermosos que se le hayan ofrendado a
Honduras, “El poema de Honduras” Ya con una madurez literaria, su vasto
conocimiento humanístico e histórico, permitió que su honrosa pluma dibujara la
nostalgia y realidad del país, y mostrara a esta tierra a través de una
transparencia incomparable. Veamos un fragmento de la estrofa numero 9: “ ¡Oh
Patria, se siempre propicia a tus hijos/ sonríeles y cuéntales tu ambición más
humilde/no tu historia hundida en sangre y lagrimas cobardes! Valle llama a su Madre Tierra para que
reciba a sus hijos con amor sin pensar en el pasado sangriento, un renacer del
pueblo en una tierra que lo espera llena de esperanza.
Del mismo poema citamos: “ Las silenciosas lagrimas de los mineros/que
rescataron plata y recibieron
cobre/!oh muertos! Vuestros puños se
alzaron sin remedio/” Valle describe
aquí la desigualdad y la explotación de los mineros y el saqueo de los metales
preciosos hacia otras tierras, evidenciando su preocupación por esta tierra
depredada que ve fugarse sus capitales.
La obra literaria de Valle
es enorme: 76 títulos y un total de 93 volúmenes, y en Honduras, solo Don Oscar
Acosta ha realizado un especial trabajo
biográfico. El estudio exhaustivo de la
obra de Rafael Heliodoro Valle requiere de un trabajo multidisciplinario que
integre todos los ámbitos del contexto hondureño, de nuestra realidad, vale
decir de nuestra identidad. Es su obra tan diversa que incluye investigaciones
históricas, estudios poligráficos, poemas, prosa, ensayos, apuntes
periodísticos y sus inigualables trabajos bibliográficos.
El quehacer bibliográfico de
Valle fue su pasión. En México tuvo la
oportunidad de realizarlo, y durante los
50 años que vivió en ese país, desarrollo una vasta labor. Con la fundación del
Instituto Bibliográfico Mexicano a fines del siglo XIX, se da un gran impulso a
esta disciplina. En 1,910 desaparece esta institución, pero eminentes
polígrafos mexicanos lograron construir una fuerte base de la disciplina
bibliográfica, y en este contexto, Rafael Heliodoro Valle se formo, logrando
una producción bibliográfica que combino con su labor humanística en pro de la
América hispana. Fue tan importante su obra, que a su regreso a México
1,921 se le nombro jefe del Departamento
de Bibliotecas de la Secretaria de Educación Pública. En 1,930 aparecen sus
primeras aportaciones bibliográficas, seguidas de la primera Bibliografía
Mexicana, y posteriormente en 1,934 publica su famosa Bibliografía de don José Cecilio
del Valle.
No podemos negar su
productiva labor, la universalidad de su obra, y su entrañable amor patrio,
características de un hondureño irrepetible.
Es propicio este tiempo
cercano del LII aniversario del fallecimiento de Rafael Heliodoro Valle, y de
la cercanía de la celebración de nuestra independencia, recordarle a nuestra
juventud especialmente, lo que este insigne escritor representa, y la pasión patriótica pocas veces manifestada
en las letras hondureñas, a las que enalteció, dignifico y dio prestigio. No en
vano se le llama: “Rafael Heliodoro Valle, escritor de América”.
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