El cofundador
de Apple protagonizó una fascinante y agitada historia, en
la que combinó a un empresario
creativo con un jefe temperamental y determinado, que convirtió en oro todo lo que tocó.
Steve Jobs, cofundador de Apple, nació en febrero
de 1955 en el centro de California de una madre estadounidense y un padre sirio, quien lo
dio en adopción a una semana de su nacimiento.
Jobs fue criado en un hogar obrero cuando el
cercano Silicon Valley comenzaba a convertirse en un centro
tecnológico, y tuvo su primer trabajo a los 12 años,
tras llamar al fundador de Hewlett-Packard, Bill Hewlett, a su casa.
El fundador de Apple logró saltarse
un año en el colegio gracias
a su alto coeficiente intelectual,
aunque luego fue expulsado por una serie de travesuras,
como explotar bombas o liberar serpientes en el salón de clases.
Después de cursar sólo un semestre, abandonó
la universidad y
comenzó a trabajar para el fabricante de videojuegos Atari,
hasta que tuvo suficiente dinero como para embarcarse en un viaje
espiritual por la India.
Tras el viaje, regresó a su trabajo en Atari,
donde en 1976 convenció a su colega y amigo Steve Wozniak de renunciar al trabajo y lanzar una
compañía para vender el ordenador personal que su
compañero había diseñado.
Jobs vendió rápidamente 50
equipos a una
tienda local, con lo que comenzó la travesía de Apple, en la que Wozniak era el
diseñador y Jobs el vendedor.
Desde el comienzo exhibió una tendencia
a la determinación, lo que le ganó la fama entre los primeros
empleados de Apple de ser un jefe temperamental, brillante, pero
difícil.
Muchos éxitos, un error y un
fracaso
Sus éxitos fueron muchas
veces revolucionarios, pero sus fracasos fueron igualmente dramáticos. Entre estos se cuentan el
lanzamiento, en 1983, de Lisa, un ordenador que
se llamó igual que su hija, y la contratación, el mismo año, del ex jefe
ejecutivo de Pepsi John Scully para dirigir Apple de manera más
profesional.
Lisa fue un fracaso comercial, pero forjó
el camino para Macintosh, el primer ordenador popular que
utilizó una interface gráfica. Scully expulsó a Jobs en 1985 y casi
lleva la compañía a la bancarrota antes de que Jobs volviera para
rescatarla, en 1997.
Jobs se sintió desalentado por el exilio, pero
supo aprovechar los años. En 1986 compró una división de animación digital al
cineasta George Lucas por diez millones de dólares, la rebautizó Pixar y la convirtió en el estudio de
animación más exitoso del mundo. Luego se
lo vendió a Disney por 7.400 millones de dólares.
Además, fundó Next Computers para concretar su visión de
ordenadores personales poderosos, pero elegantes. A pesar de que fue un fracaso
comercial, el científico Tim Berners Lee utilizó uno para crear la world wide web (www). Jobs vendió luego la compañía a
Apple, donde su tecnología fue la base para el actual sistema operativo de
Apple.
En 1991 se casó con Laurene Powell, su subalterna
durante nueve años, y tuvo tres hijos con ella. Además tiene una hija, Lisa
Brennan-Jobs, de otra relación.
Regreso triunfal
Cuando Jobs fue recontratado como jefe ejecutivo
de Apple revitalizó la compañía con el iMac,
un colorido ordenador de una pieza. Delineó una estrategia para convertir los
productos de Apple en el centro de un estilo de vida digital que estaba
emergiendo.
A pesar de que fue superado estratégicamente por su
gran rival Bill Gates, de Microsoft, Jobs mantuvo la misma
visión digital con la que comenzó, que sostiene que para que los ordenadores
lograran su rendimiento óptimo Apple tenía que mantener el control tanto
del hardware como del software. Finalmente, esta pertinaz
insistencia fue base de su éxito posterior.
Apple lanzó el iPod en 2001, y en 2003, la tienda online
de música de iTunes que en siete años vendió más de 10
mil millones de canciones y
dominó completamente el negocio de música online.
El siguiente gran éxito de Jobs fue el iPhone,
lanzado en 2007, que revolucionó el mercado del Smartphone y está previsto que
alcance un total de 100 millones de unidades vendidas para fin de año. La
compañía lanzó el iPad el año pasado, lo que generó una
demanda sin precedentes para tabletas y vendió más de 25
millones hasta el
momento.
Estos éxitos hicieron que el precio de las
acciones de Apple fuera de los nueve dólares, cuando Jobs regresó a la firma, a
los más de 376 dólares, al cierre del miércoles, antes de que
anunciara su retiro.
Tras sobrevivir a un cáncer
de páncreas en 2004 y
a un trasplante de hígado en 2009, Jobs
aparentemente mantiene su tenacidad, su individualismo quijotesco, la
intolerancia a la incompetencia y su famoso carisma.
"A veces la vida te pega en la cabeza con un
ladrillo", comentó en la ceremonia de graduación en la Universidad de
Stanford en 2005, en donde pronunció estas palabras que resumen su manera de
ver la vida. "No pierdan la fe. Tienen que encontrar qué es lo que aman...
Así que sigan buscando hasta que lo hallen. No se conformen".
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